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El EGO, cuanto no se habrá dicho sobre la naturaleza del Ego, desde las diferentes corrientes de la psicología moderna a las múltiples alusiones de famosos filósofos y pensadores de nuestra historia. Mensajeros del la nueva era, genetistas, científicos … no han pasado por alto el estudio del Ego. Asociado a un órgano vital, el corazón, a la sangre y a la más sublime de las experiencias humanas, el Amor.
En el Sistema del Diseño Humano, definimos al Ego como el motor de la voluntad que se ocupa de cubrir nuestras necesidades humanas, dar valor a la materia y a nuestra propia auto estima. Y es a través del ego que todas las temáticas de las comunidades encuentran su expresión, su punto de reunión. Desde la necesidad de pertenencia y ser querido/a a la búsqueda de recursos necesarios para la subsistencia.
Vamos a adentrarnos sin juicios en comprender la naturaleza del Ego, desde las leyes mecánicas, porque cualquier interpretación es siempre un punto de vista parcial, y el Ego no existe por separado, tiene un lugar privilegiado en comunicación con dos centros de consciencia, el plexo solar (emocional) y el centro esplénico (bazo), con el centro que hace posible nuestra unidad celular (monopolio magnético) y con la posibilidad de exteriorizar (garganta), manifestar y dar forma a los impulsos que se han procesado en nuestro interior.
Al igual que el corazón bombea sangre a todo nuestro cuerpo, el Ego mueve aspectos muy importantes de nuestra vida y crea su propia ilusión. Es el momento de que reconozcamos su lugar y al mismo tiempo dejemos de atribuirle funciones que nunca fueron su cometido.
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